Ruben Dario,
un des initiateurs
du mouvement
littéraire
sud-américain

(Remy de Gourmont)

Ruben Dario

1. El canto errante, Biblioteca Nueva de Escritores Españoles, 1907

2. « Palabras preliminares », Prosas profanas, 1896

3. El viaje a Nicaragua e Historia de mis libros, 1919

4. Epistolario, Imprenta Vertongen, 1920

5. « El modernismo », España contemporánea. Crónica y retratos literarios, Garnier, 1901

6. « Las letras hispanoamericanas en París. II », La Nación, Buenos Aires, 26 février 1901

7. Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, 1906

8. Parisiana (1908), Obras Completas V, Editorial Mundo Latino, 1917

9. Todo al vuelo, 1912

10. « Enrique Rodríguez Larreta, Cabezas »: pensadores y artistas, Obras Completas XXII, Editorial Mundo Latino, 1920


1. El canto errante, Biblioteca Nueva de Escritores Españoles, Madrid, 1907, pp. 143-145.

En su libro El canto errante (Madrid, 1907), el poeta nicaragüense Rubén Darío dedica un poema "A Remy de Gourmont ". Dice así:

Desde Palma de Mallorca,
en donde Lulio nació,
te dirijo este romance,
¡oh Remigio de Gourmont!
Va lleno de sal marina
y va caliente de sol,
del sol que gozó Cartago
y que a Aníbal dio calor.
Llevan las gymnesias brisas
algo de azahar. Y son
para ti gratas, ilustre
nieto de conquistador.
Por tu sangre de Cortés
puedes ornar tu blasón
con signos que aquí en España
mejorará solo Dios.
Y pues de Cortés blasonas,
vaya esta salutación
llena de frases corteses
a tu hogar de sabidor.
Yo te recordé por Lulio,
a quien amas con razón,
pues no hay para seres tales
más que razonado amor.
De las plantas de Raimundo
tu herbario bien sabe el don,
si él tuvo antes don de lenguas,
don de lenguas tienes hoy.
Raimundo fue combativo;
tú lo eres en lo interior,
y si lapidado fue,
tú mereces el honor
de ser quemado en la hoguera
de la Santa Inquisición.
Aquí hay luz, vida. Hay un mar
de cobalto aquí, y un sol
que estimula entre las venas
sangre de pagano amor.
Aquí Simón estaría
bajo un toronjero en flor,
viendo las velas latinas
en la azulada visión.
Y tú tendrías la mente
en un eco, en una voz,
en un cangrejo, en la arena,
o en una constelación.

A consulter : Rubén Darío, Parcours poétique (1880-1916), traduit de l’espagnol (Nicaragua) et présenté par Jean-Luc Lacarrière, La Différence « Orphée » n°225, 2012, p. 133 et 135 (pour le texte français) et p. 132 et 134 (pour le texte original ci-dessus) .


2. « Palabras preliminares », Prosas profanas, Buenos Aires, 1896 & París, 1901.

En otra ocasión Rubén Darío cita también a Remy de Gourmont. Se trata del comienzo de las « Palabras preliminares » del libro Prosas profanas :

Después de Azul..., después de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia subterránea — todo bella cosecha —, solicitaron lo que, en conciencia, no he creído fructuoso ni oportuno: Un manifiesto.

Ni fructuoso ni oportuno :

a) ¡Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy de Gourmont con el nombre de Celui-qui-ne-comprend-pas. Celui-qui-ne-comprend-pas es entre nosotros profesor, académico correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta, rastaquouère.

b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran.

c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo o de un código implicaría una contradicción.


3. El viaje a Nicaragua e Historia de mis libros, Madrid, 1919. [C'est un commentaire des « Palabras preliminares » du livre de poèmes Prosas profanas]:

Ya había aparecido Azul... en Chile; ya había aparecido Los Raros en la capital argentina. Estaba de moda entonces la publicación de manifiestos, en la brega simbolista de Francia, y muchos jóvenes amigos me pedía hiciese en Buenos Aires lo que, en París, Moréas y tantos otros. Opiné que no estábamos en idéntico medio, y que tal manifiesto no sería ni fructuoso, ni oportuno. La atmósfera y la cultura de la secular Lutecia no era la misma de nuestro Estado continental. Si en Francia abundaba el tipo de Rémy de Gourmont, "celui-qui-ne-comprend-pas", ¿cómo no sería entre nosotros? Él pululaba en nuestra clase dirigente, en nuestra general burguesía, en las letras, en la vida social. No contaba, pues, sino con una "élite", y sobre todo con el entusiasmo de la juventud, deseosa de una reforma, de un cambio de su manera de concebir y de cultivar la belleza.


4. Epistolario, Imprenta Vertongen, París, 1920: Lettre à Miguel de Unamuno.

Mi distinguido amigo:

Acabo de ver en El Sol del Domingo, de Buenos Aires, una carta de usted dirigida al señor Camino Muñoz, en la cual habla usted de "quejas de Rubén Darío, porque París no hace caso a los literatos hispanoamericanos, confundiéndoles con los rastaquouères". Como yo jamás he dicho semejante cosa., creo debe haber en tal cita un error de memoria. Supongo se trata de un artículo mío publicado por El País a que he aludido en Vida Nueva, cuando su juicio sobre La Maldonada. Ruego a usted vuelva a leer dicho artículo. Yo no me quejo, sino que celebro el desdén de París con nuestros mediocres y amojamados de América, hijos legítimos de una España que no es la que vale, la grande intelectualmente.

Personalmente, no tengo sino gratitud a París, representada para mí en este caso por Richepin, Gourmont, Heredia.

La frase de la carta de usted interpretada por ciertos criterios americanos, puede ser dañosa, y por esto me apresuro a dirigirle estas líneas.

Soy de usted att. s. s. y amigo, R. DARÍO.
Madrid, 21 de mayo de 1889.


5. « El modernismo », España contemporánea. Crónica y retratos literarios, Garnier Hermanos, París, 1901.

Nuestro modernismo, si es que así puede llamarse, nos va dando un puesto aparte, independiente de la literatura castellana, como lo dice muy bien Rémy de Gourmont en carta al director del Mercurio de América. ¿Qué importa que haya gran número de ingenios, de grotescos si gustáis, de dilettanti, de nadameimportistas? Los verdaderos consagrados saben que no se tratan ya de asuntos de escuela, de fórmulas, de clave.


6. « Las letras hispanoamericanas en París. II », La Nación, Buenos Aires, 26 février 1901 & La caravana pasa, Libro tercero. II, Garnier, París, 1903 & Obras Completas III, Renacimiento, Madrid, 1922, p. 159.

El Mercure de France tenía como redactor de su sección de letras hispanoamericanas a Pedro Emilio Coll, también como el señor Zumeta, de Venezuela. Espíritu fino y delicado, Coll ha publicado escasamente, pero lo poco suyo conocido nos revela una fuerza mental sobre la mentalidad provisional de nuestra América. Como todo lo poco que pesa y se impone en las repúblicas de lengua española. "¡Estas repúblicas de Sud América son en todo tan provisionales!" exclamaba con su sabia ironía M. Rémy de Gourmont, en uno de sus últimos Épilogues.


7. Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, Madrid, 1906 & Obras Completas X, Editorial Mundo Latino, Madrid, 1920.

Table des matières

El ejemplo de Zola
Gorki
El poeta León XIII
Libros viejos a orillas del Sena
Un cisma en Francia
Las tinieblas enemigas
Algunas notas sobre Jean Moreas
A propósito de Mme. De Noailles
Niñas-prodigios...
Rostand o la felicidad
La prensa francesa
I. Los diarios
II. Las revistas
La evolución del rastacuerismo
El escultor argentino Irurtia
Clésinger y su obra
Miss Isadora Duncan
Remy de Gourmont
Henri de Groux
Lo que queda de Heredia
Nuevos poetas de España

En Asturias
I. Desilusión del milagro
II. A la orilla del mar
III. San Telmo
IV. San Telmo se porta bien
V. Un eclipse


8. Parisiana (1908), Obras Completas V, Editorial Mundo Latino, Madrid, 1917.

Table des matières

Libro I

Figuras reales
Pascua
París y el rey Eduardo
París y el rey Víctor Manuel
La "Brimade"
Idilio en falso
El cetro del "chiffon"
Cosas de Shakespeare
Reyes y cartas postales
Joli Paris
Divagaciones sobre el crimen.

Libro II

Bambini del sufrimiento
Friné
Chez Hugo
Psicología de la postal
La gloria de Tartarín
El caso de M. Sybeton
Jardines de Francia
Pequeña aventura de una princesa de Francia
Viajes presidenciales
En casa de Minerva
Las mil noches y una noche
París y el Zar

Libro III

En el "País latino"
El hipogrifo
Impresiones de "Salón"
Duelos cínicos
La raza de Cham.


9. Todo al vuelo, 1912.

Table des matières

Films de París

Los exóticos del quartier.
Jean Orth.
La faunida.
La princesa Gnika.
De la necesidad de París.
Skatink ring al aire libre.
Sarah-Nerón.
Adiós a Moréas.
El doctor Doyen o la justa malquerencia.
En el Louvre.
Rémy de Gourmont y la gloria.
¡Estas mujeres!.
La prensa de París.
El burro pintor.
A propósito de Mme. De Segur.
Blanco y negro.
De Val.
Rueda a América.

Algunos juicios

Algunas notas sobre Valle Inclán.
Los diplomáticos poetas.
La literatura en Centroamérica.
Prólogo que es página de vida.
Letras chilenas.
Un poeta argentinófilo.

Varia

En el Barrio Latino.
El reino de las tinieblas.
Roosevelt en París.
El fin del mundo.
La comedia de las urnas.
La vida de Verlaine.
A propósito de Chantecler.
La Francia de hoy.


10. "Enrique Rodríguez Larreta", Cabezas: pensadores y artistas, Obras Completas XXII, Editorial Mundo Latino, Madrid, 1920 [?].

Escritores europeos como M. Remy de Gourmont, M. Maurice Barrès, M. Henri Roujon, M. Paul Adam, etc., han dicho las excelencias del único trabajo publicado en volumen por el señor Larreta. La versión francesa hecha por el primero de estos escritores da una idea al lector extranjero de lo que puede ser fundamentalmente la novela en su idioma original. Pero las calidades de esa escritura flaubertiana, de que tanto se ha hablado, tan solamente las podemos apreciar los artistas y conocedores de nuestra lengua...


Pour en savoir plus sur Rubén Darío: Dariana.

Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento) est né le 18 janvier 1867 dans la ville de Metapa (aujourdhui Ciudad Darío) au Nicaragua. Il séjourne à Paris plusieurs fois : de juillet à août 1893 - il fait la connaissance de Verlaine; en 1900; en 1903 comme consul du Nicaragua; en 1909. Il mourut le 6 février de 1916, à León (Nicaragua).

Plus connu comme poète, il est aussi auteur de beaux contes, d'articles de journaux recueillis en volumes. Comme poète, Darío est un des modernisateurs du lyrisme en langue espagnole de la fin du XIXe siècle. Il commande la littérature dite "moderniste" en Amérique et en Espagne. Ses livres de vers les plus importants sont: Azul (1888), Prosas profanas y otros poemas (1896) [Est très connu il "Responso a Verlaine": "Padre y maestro mágico, liróforo celeste"], Cantos de vida y esperanza (1905), El canto errante (1907), Canto a la Argentina y otros poemas (1914). En prose: Los raros (1896), La caravana pasa (1903), Tierras solares (1904)

[Page réalisée grâce aux textes et aux commentaires fournis, tant en français qu'en espagnol, par notre correspondant à Las Palmas (Canaries), Antonio Henríquez, grand amateur de Rafael Romero Quesada, alias Alonso Quesada.]

Ruben Dario


Libros viejos a orillas del Sena

Me he acordado, en una mañana de comienzos de otoño, de ir a ver a mis viejos amigos los viejos libros de las orillas del Sena. Es un paseo higiénico, melancólico y filosófico. Desde el Quai d'Orsay hasta más allá de Notre-Dame, se goza de espectáculos imprevistos, fuera de lo pintoresco exterior. Por allí he visto una vez, con un chambergo semejante al del general Mitre, al sabio Mommsen. Por allí he encontrado al poeta Paul Fort y a M. Remy de Gourmont. Por allí saludé una vez al Dr. Bermejo. El "morne" Sena verleniano corre abajo. El Louvre alza su masa gris. Los vaporcitos se deslizan. Omnibus y automóviles pasan veloces entre los "quais", las casas viejas y el venerable Instituto. Arregladas o amontonadas las cantidades de papel impreso, son el atractivo de especiales visitantes y compradores, curiosos, bibliófilos, bibliómanos, filósofos, poetas, estudiantes. No es raro ver también junto a una grave peluca, junto a un extraordinario y antiguo gabán, la cara sonrosada, los cabellos rubios de una muchacha. Cuando es en buen tiempo primaveral, hay pájaros en los árboles vecinos [...] ("Libros viejos a orillas del Sena", Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, 1906 & Obras Completas X, Editorial Mundo Latino, 1920, pp. 43-50).


Las revistas

Darío parle de la Revue des deux Mondes:

Ya pasó el tiempo en que se hablaba de esta publicación como una de las tantas tentativas de los "nuevos", de los "jóvenes"; los nuevos de ayer son hoy casi viejos; los jóvenes, reconocidos maestros. Desapareció Verlaine, desaparecieron Mallarmé y Villiers de l'Isle Adam, dejando en la historia de las letras francesas el resplandor de su luz indiscutible. Quedan los fuertes en su madurez: Henri de Regnier, altísimo poeta; Remy de Gourmont, cuya obra compleja, profunda, sabia, vigorosamemte encantadora, dentro de poco tiempo, como la de Nietzsche, quizá conmueva al mundo. Madame Rachilde, la inteligencia más rara, a mi entender, que ha tenido una mujer sobre la tierra; Jules de Gaultier, hábil manejador de ideas, filósofo inesperado, cuyos recientes libros De Kant a Nietzsche y El Bovarismo recomiendo a nuestros espíritus de meditación, a nuestras inteligencias que no temen el vértigo de las altas especulaciones; Barthèlemy, que ha escrito una obra sobre Carlyle que es una obra maestra, y una pléyade de estudiosos, de trabajadores, exploradores en plena selva de ideas, o mineros de futuro. El Mercure tiene la particularidad de tener una redacción cosmopolita, y en cada número hay una reseña del movimiento intelectual universal en secciones especiales. Los "epílogos" de Gourmont y los juicios de Mme. Rachilde son verdaderos atractivos para los sibaritas de las letras ("La prensa francesa", partie II: "Las revistas", Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, 1906, pp. 134-142 & Obras Completas X, Editorial Mundo Latino, 1920, pp. 116-122).


Clésinger y su obra

Recientemente he tenido la grata oportunidad -en la amable compañía de dos poetas argentinos, Ángel Estrada y Leopoldo Díaz- de visitar, plaza Pereire, rue Guillaume Tell, el recinto en que se encuentra la obra, puede decirse completa, del gran escultor Clésinger. Debí la buena impresión de Arte a Mme. Berthe de Courrière, sobrina y heredera del artista, a la cual tuve la honra de ser presentado por M. Remy de Gourmont, el querido maestro y buen amigo. Es difícil encontrar reunida toda la producción de un estatuario y de un pintor. De pintores solo recuerdo a Wiertz y a Gustave Moreau; de estatuarios a Thorwaldsen. En este caso, la piadosa voluntad de Mme. De Ocurriere ha librado de ser regadas aquí y allá las numerosas producciones de quien, con Rude y con Carpeaux, forma, como muy bien dice M. de Gourmont, la trinidad de los grandes últimos escultores franceses desaparecidos. Por otra parte, la decisión de la heredera está apoyada por el voto escrito de lo smás grandes nombres del arte francés contemporáneos, entre los cuales Pubis de Chavannes, Carrière, Rodin, para no citar otros, los cuales han dejado manifiesto su deseo de que no se venda separadamente la obra clésingeriana, que constituye por sí sola un museo especial y que en su unidad representa una vasta elección de belleza y es la manifestación de un momento en la historia de la escultura francesa. ¿De qué momento? "En la historia de la escultura francesa en el siglo XIX, dice el insigne escritor que he citado, Clésinger es un hombre; y más: una fecha; y más aún: una época. Él personifica, como tallador de mármol, el Arte románico. ¿Es el Víctor Hugo? Ningún estatuario del siglo fue un Hugo. ¿Es Alexandre Dumas? Eso y algo más, pues con la perpetua fecundidad, Clésinger tuvo el perpetuo estilo. Fue malo, a menudo, pero con fuga, con locura." Es que Clésinger tenía lo que significaba antes con una palabra hoy fuera de moda, tenía "inspiración".. Inspiración, esto es, la sinceridad irreflexiva, el pensamiento voluntario e impetuoso que explica y exhibe la libre alma [...] ("Clésinger y su obra", Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, 1906, pp. 163-170; & Obras Completas X, Editorial Mundo Latino, 1920, pp. 141-142).


Remy de Gourmont

Article paru dans La Nación de Buenos Aires, le 10 septembre 1904, sous le titre "La Francia que piensa - Remy de Gourmont". Je dois ces notices au Dr. Günther Schmigalle, grand spécialiste de Rubén Darío, lequel vient de publier une édition critique du "Libro primero" et du "Libro tercero" de La caravana pasa, Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua; Berlín, Edition Tranvía. Verlag Walter Frei, 2001:

Me apresuro a escribir estas líneas, porque una grave preocupación me inquieta. M. Rémy de Gourmont, autor para pocos, escritor de una élite, de una aristocracia mental internacional, está amenazado de la atención de todas las gentes...La Prensa le solicita, el reporterismo le busca... Dentro de poco me temo que el nombre suyo sea, si no popular, vulgar, como el de Nietzsche... Vulgar en las citas, en las afirmaciones de la mediocracia escribiente: "M. de Gourmont por aquí; M. de Gourmont por allá..."; y eso es terrible... Fuera de que, como según parece, mi especialidad es la de lo "raro", mi admiración y mi afección por el autor de tanta obra excelente se basan en la intangibilidad de su vida, en su aislamiento severo, en su monasticismo intelectual. Hace como unos diez años que, con Lugones, saboreábamos sus obras extrañas y admirables, las de su campaña del idealismo, sus prosas del Mercure, sus plaquettes exquisitas, su labio Latin mistique; y nos complacíamos el poeta, y yo en lo enigmático y arcaico de cada edición, en lo hondo del pensar, en lo maravilloso del decir, en encontrar un erudito que fuese un poeta. Escalígero entre los lirios. Balunce entre las esfinges. Lipsio bajo los laureles. Después nos comunicamos por asuntos literarios, y cuando llegué a París era su amigo. Pasé aquí cinco años y no le fui a visitar. Respetaba mucho su silenciosa y retirada labor, su misterio. Sabía que era, en esta capital americanizada por la réclame y por el industrialismo de la publicidad, lo que son los especiales diamantes y los especiales espíritus: un solitario.

Un día llegó en que hube de verle por fin. Calle de Saints-Pères, en su casa de libros. Una casa de libros, viejos tapices, obras de arte. Se pasa antes por un pario, en donde hay un pozo y unos árboles. Pierre de Querlon, un alma singular, describió eso en páginas sutiles y amables. Esas páginas eran hoy más bellas, porque él era joven y acaba de morir. He visto primero a una prima y a un hermano de M. de Gourmont. Ella es la sobrina y heredera del escultor Clésinger, de quien os he hablado otra vez. El es un joven delicado, fino, casi esquivo, que encierra un gran talento. M. Jean de Gourmont, cuyos pensares y decires sobre literatura son en el Mercure un buen regalo. La morada es silenciosa y triste, como conviene. Hay un ambiente de quietud y de ensueños, apenas turbado, según parece, por uno que otro demonio, entre otros el demonio Elzevir, diría Hugo.

Yo entré con cierto temor y timidez. No he podido -y ya estoy al medio del camino de la vida- llegar a ser familiar, confianzudo con el talento superior, y, sobre todo, con un hombre como M. Rémy de Gourmont. París no me ha inficionado de su bulevardismo igualitario, y en un maestro que es verdaderamente un maestro no veo yo a mi "querido colega". M. de Gourmont es uno de los pocos maestros que aún hoy merezcan ese nombre. Yo, al estar sentado frente a él en su gabinete de estudio, al verle con su ropa monacal de labor entre libros y libros, junto a un soberbio Clésinger dorado de penumbra, apoyado en su mesa cargada de manuscritos y de volúmenes, y al hundir mi mirada en la suya, y al oírle hablar poco y difícil, hondo y seguro, pasé a otra época y a otro momento. Me creí estar en casa de un Erasmo, que fuese un Pascal, que fuese un Lulio. Sé bien que estos nombres no quedan bien para nuestro siglo y para nuestras costumbres; pero recordad siempre que os hablo en la sinceridad de mi conciencia, y que Pascales y Erasmos no existen muchos actualmente para la comparación. Así, pues, llegué tímido; salí encantado. Agradecido lo estaba antes, puesto que he merecido a M. de Gourmont juicios demasiado benévolos y defensas demasiado justas. Cuando por ahí se asombraban de que mis Prosas profanas fueran versos, el autor del Latin mistique me escribía del título: "C'est une trouvaille", para asombro de ciertas ignorancias. Encontré en él, bajo su indumentaria de fraile, una nerviosidad inquietante revelada por cierta quietud leonina; y por fin, mi hombre, mi autor admirado: un odio profundo a lo vulgar, a lo mezclado, a lo híbrido, al socialismo, al nacionalismo, al cientifismo oficial, al vulgarismo, a la moral de regla y a lo inmoral de regla, a todo dogma, a todo profesor, a todo doctor diplomado, a toda disciplina, a toda obligación. Y, sobre todo, el odio a lo estúpido; y más que a lo estúpido, a lo tonto. ¡Cuando yo decía que no es para todas las gentes! Y cuando yo os decía mi inquietud por la irrupción del Kodak y de la interview a su celda, a su refugio...

¿Qué importan las genealogías? Stemmata quid faciunt? Importan mucho, sobre todo, en este caso. Pierre de Querlon dice: "Desciende de la familia de los pintores, grabadores, tipógrafos, de los siglos XV y SVI, a que perteneció aquel Gilles de Gourmont a quien se deben las primeras impresiones hechas en París en caracteres griegos y hebreos." Además, por parte de madre, Malherbe es uno de sus antecesores. Pero yo sé de uno más, que ninguno de sus biógrafos ha nombrado, y que explicaría ciertas conquistas mentales y actitudes audaces de este perfecto pensador y libre filósofo: Hernán Cortés. La combatividad ancestral se ejerce en otros planos y elementos; pero, como el antepasado, como el ancêtre, ante el problema de la vida, una vez llegado a una convicción en el océano de las sofías, ha quemado sus naves.

El que hubiera sido en otras épocas benedictino sapiente y creyente, el que ha creado tanta figura y castillo de ideal y de ensueño, tiende cada vez más a la explicación de la existencia fuera de toda teología. Yo admiro, pero no aplaudo; dado que, después de todo, no estoy por lo de quedarse en una costa desconocida con la ceniza de los únicos bajeles. Par mi uso particular tengo a bien conservar una pequeña nave, una navicella, una parva navis, si no completamente católica, muy cristiana. Eso sí; los remos son de marfil y las velas son de púrpura. Y ella conduce a alguna parte.

En los orígenes filosóficos, este cerebro, que se creería primero influido de un soplo platónico, se junta más, en su madurez, a la observación y al criterio aristotélico, por su investigación sobre el secreto humano, por su manera de encarar el enigma de nuestro ser. Solamente que se basa en lo que Aristóteles no comprendía: la libre acción del hombre en el universo.

He ahí lo que es este buscador de infinito y analizador de lo que cae bajo la lente de su criterio: un sabio del siglo XX, que corresponde a lo que era un amante de la sabiduría en la Grecia antigua, a un profesor en Sorbona en la Edad Media: para resumir en una comparación las faces de ese espíritu habría que buscar nombres que no son tampoco de nuestro tiempo. He nombrado a Pascal: no estaría de más nombrar a Descartes. Un Descartes que no se interesa demasiado en el pasaporte de la verdad y un Pascal sin el abismo.

Su erudición está aparte de la de los simples eruditos de biblioteca y academia. En la inmensa selva de la producción humana ha herborizado con una atención pasmosa y un gusto supremo. Estudio de religiones y estudio de lenguas; estudio de poéticas y estudio de dramáticas; estudio de razas y de costumbres, fisiología, etnología, folk-lor. Estudia después de lo que hay en los libros, en las palabras, en las doctrinas, lo que hay en la naturaleza. Se baja a ver una hormiga después que ha examinado una teoría. Escribe un capítulo de experimentación científica, un escolio, una apostilla, una nota, luego un verso. Yo no sé de qué rincón de su estancia, de qué cajón de su biblioteca, saca un caballo de ébano y marfil, como el de Kamaralakmar del cuento árabe. Se monta y se va al azul. Aparece el "conquistador" de la armonía lírica, mágica. Porque habréis comprendido que ese caballo extraordinario es, complicadamente, Pegaso. ¿No es verdad, Simona? Al menos, si tú no lo sabes, la nieve lo sabe, el molino lo sabe, los árboles y la tierra lo saben. Su poesía es ardientemente concentrada, amorosamente serena. Su bucólica es misteriosa, su paganismo es religioso; mas después de todo,

Nunc in Aristippi furtim precepta relabor.

Más que el Gourmont de hoy -¿por qué no decirlo?- me place aquel Gourmont de antaño -¡de ese antaño no tan lejano!- que convenía a mis mirajes de juventud. Leyendo una página de la Física del amor, por ejemplo, tengo nostalgia del ambiente de las Letanías de la Rosa, de las Prosas morosas... Sin embargo, cada estación de la vida tiene sus frutos, y de ese robusto árbol mental la savia siempre es la misma. En alguna ocasión he de realizar un verdadero ensayo sobre la obra de M. de Gourmont: Sixtine, novela de la vida cerebral; el Latín mistique, que tanto alabara Huysmans, y que es labor de concienzudo sabio al par que poeta; Lilith, poema dialogado de una extraordinaria concepción y de una purísima forma; Le Fantôme, en que está entrevisto el enigma de la mujer a través de un extraño ceremonial de ideas y de sensaciones, en un rito a la vez carnal y cuasi religioso; Théodat, la pieza dramática que dio tanto que decir cuando se representó, en el Théâtre D'Art, en los florido días del simbolismo; el admirable ensayo sobre Idéalisme; las joyas verbales de Fleurs de jadis; la secreta hermosura del Château singulier, y de las Proses moroses; la Histoire tragique de la princesse Phénissa, los Hiéroglyphes y las Histories magiques, que en realidad lo son; Phocas, prodigiosa resurrección; y luego su obra de crítica, las decisivas y famosas Masques, que ilustró tan originalmente Valloton; su profunda y sólida Esthétique de la langue française, La Culture des idées, Le Problème du style, que destruye los sueños de inmortalidad de los que juzgan que todo se hace por recetas, y ese Chemin de Velours, de una filosofía tan nueva y de un tan agudo interés. Y luego las novelas, como Les Chevaux de Diomède, en que el psicólogo seguro se une al celebrante de las glorias sensuales, o Le songe d'une femme, castillos en el aire y placer animal, ensueño y abrazo. Y después sus cuentos y tal o cual creación perfecta, como ese shakespereano Vieux Roi, que la América latina conoce en castellano gracias a la versión de nuestro armonioso y soñador Díaz Romero.

Y, por último, la obra poética, corta, pero de especial riqueza de calidad, la cual, sí, no puede ser gustada sino por entendimientos escogidos. Así, Les Saintes du Paradis, las Oraisons mauvaises y tales cuales poemas perdidos en las revistas. Sin contar con la vasta labor de las ediciones de ciertos autores antiguos que este bibliófilo ha sabido dirigir, con un arte y un gusto que harán regocijarse en su eternidad el alma del abuelo Gilles. Y con los incomparables Epilogues, reflexiones, consideraciones, concreciones filosóficas, que, reunidos a la manera de algunos libros de Nietzsche, forman un trabajo de alto valer, macizo y firme bajo su ligera apariencia. Su último libro, la Physique de l'Amour, es un admirable estudio sobre la función sexual en la naturaleza; hay un deleitable maridaje de ciencia y de arte. El pensador y el artista son en este caso -como en el de Maeterlinck- uno mismo. Y los que logran absorber el sutil vapor de ideas que se desprende de la obra de ese solitario, de ese aislado, de ese maestro meditabundo, son recompensados con la íntima voluptuosidad de comprender y admirar ("Remy de Gourmont", Opiniones , Editorial Mundo Latino, 1920, pp. 157-164).


Henri de Groux

Darío parle du peintre à propos de sa fuite de "una casa de locos en Italia" et de son apparition à Marseille. Dans la page 171 on peut lire:

Si los turiferarios de la falsa gloria le han evitado, De Groux ha tenido en cambio la aprobación de ciertos excelentes. Remy de Gourmont, Heredia, han sido sus amigos; Mirbeau, Verhaeren, Camile Lemonnier, Eockoud, Fontainas y el tremendo Bloy, han escrito sobre él páginas brillantes de entusiasmo. El último, en su apocalíptica fuga, ha clamoreado la grandeza del genio de De Groux a los cuatro puntos cardinales ("Henri de Groux", Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, 1906, pp. 191-206 & Obras Completas X, Editorial Mundo Latino, 1920, pp. 165-178).Opiniones, Imprenta Artística de José Blass y Cía, 1906, pp. 163-170; & Obras Completas X, Editorial Mundo Latino, 1920, pp. 141-142).


Rémy de Gourmont y la gloria

Nosotros admiramos a Rémy de Gourmont en la América latina; conocemos, quien más, quien menos, su obra. En el mundo intelectual norteamericano es igualmente conocido y admirado. Guillaume Apollinaire cuenta que en Inglaterra donde pasó algún tiempo en 1904, le preguntaban: "¿Conoce usted a Rémy de Gourmont? ¿Cómo es? ¿Qué dice?" y él contestaba: "Rémy de Gourmont, cuando está en su casa, anda vestido con un hábito color carmelita... Vive entre libros y grabados de todas las épocas... Apenas habla."


A consulter :

- « Un poète sud-américain. Ruben Dario », Mercure de France, n°259, 1er avril 1908, pp. 459-474.

- Antonio Henríquez Jiménez, « Celui qui ne comprend pas y una édición crítica de La Caravana pasa de Rubén Darío», Philologica canariensia n° 8-9, Anuario de la Facultad de Filología, Universitad de Las Palmas de Gran Canaria, 2002-2003, pp. 357-365 .

- Nécrologie